SALUD MENTAL EN CHILE.-
(De CIPER Chile)
e CIPER- Chile) I.- Situación general: En relación al tema que nos preocupa, en Chile, un 73% de los encuestados indicó haberse sentido estresado al punto de ver afectada su vida cotidiana, el mismo porcentaje dijo que su nivel de estrés lo llevó a tener la sensación de no poder lidiar con las cosas.
Las mujeres jóvenes son las más afectadas a nivel global. El 40% de las integrantes de la Generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) se sintieron decaídas, mientras que los hombres del segmento Baby Boomer (nacidos entre 1946 y 1964) experimentaron este sentimiento en menor proporción.
Diversos estudios muestran altas estadísticas al respecto entre la población, con la ansiedad y depresión como las de mayor índice.
II.- V. I. F.- La violencia intrafamiliar ha sido considerada una de las principales fuentes de trastornos mentales, y de acuerdo a cifras entregadas por UNICEF, un 71% de los niños, niñas y adolescentes (NNA) chilenos recibe algún tipo de violencia ejercida por alguno de sus cuidadores primarios.
La evidencia muestra que los NNA que experimentan o son testigos de violencia, malos tratos o negligencia tienen dificultades para lograr los hitos del desarrollo esperados según su edad, así como un mayor riesgo de presentar trastornos conductuales, estrés postraumático, ansiedad y depresión.
III.-El marcador. El «Termómetro de la Salud Mental en Chile», realizado por UC y ACHS en abril de este año(2021). Éste indica que un 23,6% de los chilenos presenta sospechas o problemas de salud mental, y que el 45,9% evalúa que su estado de ánimo es peor o mucho peor que antes de la pandemia.
Un artículo publicado en octubre en la prestigiosa revista Lancet estima que los trastornos depresivos han aumentado un 27,6%; y los de ansiedad, un 25,6%.
IV.- Déficit presupuestario. Pese a las cifras alarmantes arriba compartidas, Chile continúa presentando un significativo déficit en su financiamiento de salud mental si se le compara con el promedio mundial. El presupuesto fiscal destinado a la salud mental apenas supera el 2% del total del presupuesto en Salud, cifra que está muy por debajo del 5% que se propuso como meta en el Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría de los períodos 2000-2010 y 2015-2025 .
A su vez, la cobertura de atención en salud mental en Chile alcanza aproximadamente a no más de un 20% de la población, mientras que en países de medianos ingresos la cobertura llega a un 50%. [4]
En relación al tratamiento de las 85 patologías de salud que actualmente cubre el plan AUGE/GES, sólo cinco (5,9%) corresponden a patologías neuropsiquiátricas: depresión, esquizofrenia, consumo de sustancias, Trastorno Afectivo Bipolar y demencias.
Contar con presupuesto, infraestructura y personal necesarios para tratamientos eficaces es un imperativo de protección social. Las enfermedades mentales empeoran la calidad de vida, aumentan el riesgo de enfermedades físicas y significan un costo económico y social tanto para las personas como para el país.
V.- Atacar el problema en la niñez. La intervención temprana en salud mental favorece el abordaje temprano de la sintomatología con mejores resultados que los obtenidos en la adultez. Complementariamente, el reporte de Políticas Públicas para la primera infancia desarrollado por la Universidad de Harvard, señala que las intervenciones dirigidas a niños/as expuestos a experiencias adversas en contextos de mayor vulnerabilidad es uno de los factores clave para el éxito de los programas focalizados en la infancia y la reducción del gasto en salud.
En Chile los trastornos mentales y del comportamiento se posicionan desde el año 2008 en el primer puesto de licencias otorgadas. Se ha observado que en 2020 hubo un aumento de licencias médicas por trastornos mentales del 28,7%, mientras que el gasto en subsidio por incapacidad laboral por trastornos mentales subió un 24.9.
LA FALTA DE UNA POLÍTICA PÚBLICA PARA FRENAR ESTE FLAGELO SE MANIFIESTA EN UN AUMENTO DE LAS PATOLOGÍAS MENTALES.
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