REALIDAD DE LAS ENFERMEDADES PROFESIONALES.
La Ley N° 16.744 establece que enfermedad profesional es la causada de una manera directa por el ejercicio de la profesión o del trabajo que realiza una persona y que le produzca incapacidad o muerte.
Para las empresas conocer esta realidad es muy importante, pues, las bajas laborales son mayores por enfermedad que por accidentes del trabajo. Desde otro punto de vist tanto el Estado como las administradores deben soportar cada día más, cargas económicas por pagos de licencias, pensiones y atención médica, lo que podría hacer colapsar el sistema del Seguro Social Obligatorio.
Desde el año 2020, las personas que reconocen a la salud mental como un problema en Chile han pasado de 50% a 66%. En la misma línea, la obesidad ocupa el segundo lugar en Chile, con un 49% de menciones y un aumento de 11 puntos respecto de la medición del año 2022, cuando se ubicó en 38%. Datos vigentes, pues, corresponden al último año a partir desde el 10 oct 2023.
En líneas generales un Estudio reveló que el 82% de los chilenos ha presentado cuadro de estrés en los últimos 12 meses y el 43% de los trabajadores ha experimentado por primera vez cuadros de ansiedad, estrés e insomnio en los últimos meses. El 57% corresponde a personas entre 31 y 40 años de edad. El 52% del total son profesionales.
Las enfermedades profesionales más comunes en Chile son las siguientes al 23 may 2024:
La tendinitis o epicondilitis.
Neurosis laboral.
Disfonías.
Dermatitis.
Silicosis (Neumoconiosis).
Intoxicaciones.
¿QUÉ HACER EN CASO DE ENFERMEDAD? Si el trabajador tiene síntomas o manifestación de una posible Enfermedad Profesional, él, su empleador u otra persona que tenga conocimiento del caso debe realizar una denuncia de posible Enfermedad Profesional a la Administradora del Seguro Social Obligatorio, o sea, a la mutual a la que su empresa esté afiliada, completando el Formulario de Denuncia de Enfermedad Profesional (DIEP).
En los últimos años, el problema de las enfermedades profesionales se ha convertido en una tragedia nacional, debido a las consecuencias psicológicas de la pandemia. Las cifras lo evidencian. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, siendo el mayor porcentaje un 43,7% por ansiedad y un 35,5% por depresión.
Esta medición fue realizada entre diciembre 2023 y enero 2024. Un 56% de la población en Chile considera que su salud en general es muy saludable/saludable. En cambio, a nivel mundial, un 74% de la población considera que su salud es saludable/muy saludable. Datos del 12 abr 2024.
La difícil vida de los chilenos con problemas de salud mental. Andrea Cáceres. 11 jul 2024. En LT on line, se señala: Para acceder a una atención privada con un especialista, hoy en Chile hay que desembolsar casi 100 mil pesos; si el problema genera una crisis, una visita a la clínica puede llegar a los 500 mil. Si bien el sistema público funciona, lo hace a ritmos y con medicamentos que no siempre corresponden a la urgencia del cuadro. Y no es sólo eso: Cynthia Zavala, especialista de la Universidad Andrés Bello, advierte que uno de los mayores problemas está en las licencias: las psiquiátricas son las más rechazadas hoy día. ¿Cómo abordar un tema donde las soluciones aún no son suficientes?
1º CASO: Andrés es un profesional de 54 años que, en términos laborales, siempre ha sido una persona funcional; de hecho, ha tenido trabajos en los que se ha mantenido por años. Sin embargo, eso no significa que su alcoholismo sea inofensivo: sí ha golpeado fuerte su vida personal. Andrés en realidad no se llama Andrés, pero prefiere que su nombre verdadero no aparezca en esta crónica porque, explica, sigue existiendo mucho prejuicio en torno a las enfermedades mentales.
Este año, por primera vez, decidió tratar su adicción, consultó a un especialista en el tema y le recetaron Antabus (Disulfirman), un fármaco que inhibe la acción de la enzima necesaria en el metabolismo del alcohol. En caso de que el paciente beba, sufre reacciones muy desagradables como sudoración, dificultad respiratoria y taquicardia, entre otras.
Andrés siempre veía fútbol tomando una cerveza, pero como la indicación del tratamiento era clara –no podía ingerir ni una gota– compró una cerveza promocionada como “sin alcohol”. Pero la publicidad del producto era inexacta, porque en realidad esa bebida contenía un 0,8% de ese compuesto, y la interacción con el Disulfiram fue nefasta.
2º CASO.-La doctora Cynthia Zavala expone el problema que resulta el no pago de licencias psiquiátricas: “(Los afectados) no pueden pagar las cuentas de servicios básicos, arriendo, necesidades del día a día. Y puede ser que mucha gente abandone el tratamiento”.
La sensación de ahogo y miedo lo invadió rápidamente. El ataque de pánico lo llevó hasta la urgencia de una clínica, donde pagó $170.000 de los $500.000. Su ISAPRE cubrió la diferencia, $330.000.
El segundo episodio –gatillado por fumar, una interacción que no le advirtieron–, lo pasó en su casa, pero se vio obligado a programar dos sesiones (online) extra con el psiquiatra. En menos de 15 días tuvo tres consultas con el profesional. El experto cobra $90 mil por hora, es decir que pagó 270 mil pesos. El dinero que gastó en urgencia, más los tres honorarios médicos y los $30.000 del Disulfiram sumaron $470.000. Casi medio millón de pesos, un tercio de su sueldo, en menos de un mes.
“La cobertura que dan las isapres en salud mental es una vergüenza. A mí me cubren 10 mil pesos por consulta”, dice Andrés.
Cynthia Zavala, directora de Medicina de la Universidad Andrés Bello de sede Santiago, dice que uno de los mayores problemas a lo que se enfrentan las personas que tienen alguna enfermedad mental es el de las licencias.
Los alcances de una ley reciente
Hasta antes de la ley, las ISAPRE restringían la cobertura para las prestaciones de salud relacionadas con enfermedades mentales, discapacidades psíquicas o salud mental, y estipulaban topes de bonificación y/o topes máximo al año que eran muchos menores a los establecidos para las prestaciones de salud física.
La ley 21.331 sobre “Reconocimiento y Protección de los Derechos de las Personas en la Atención de Salud Mental”, promulgada el 11 de mayo de 2021, significó un cambio importante. “Permitió a la Superintendencia de Salud publicar la circular 396, que determinó que las prestaciones de salud mental de los planes nuevos (ofrecidos por las ISAPRE) no podían tener un trato dispar respecto de las prestaciones de salud física”, explica Javiera Erazo, psicóloga y Jefa del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud.
PROBLEMAS DE PRESUPUESTOS: En Chile aproximadamente el 2% del presupuesto operativo en salud está destinado a la atención de los trastornos mentales, cifra bastante cercana al promedio de la Región de la Américas. Pero hay que preguntarse, dice Olga Toro, es si ese 2% es suficiente.
“Se ha llegado a la conclusión de que se necesita llegar a la meta del 5 o 6%. ¿Cómo sabemos eso? Porque se mide cuánto es la carga de enfermedad mental en el mundo (…) Y hemos identificado que hay un desequilibrio entre la carga de enfermedad mental y el gasto público destinado a la atención en salud mental. En esa relación Chile está por debajo de la mediana de la región de las Américas. En la región hay 5 veces más carga de enfermedad en relación al presupuesto dedicado a la salud mental. En cambio, en Chile es de entre 9 y 11, dependiendo de cómo se calcule”.
Según los datos publicados en enero de 2024 del “Termómetro de la Salud Mental en Chile Achs-UC”, estudio elaborado por la Achs y el Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC, un cuarto de la población (24,8%) presenta síntomas de ansiedad.
Un 57,1% de quienes reportaron estos síntomas manifestaron haber tenido necesidad de consultar a un profesional de salud mental en el último año. Un 44% realizó esa consulta en los últimos doce meses y el 23% inició un tratamiento.
Por otro lado, el 42,9% de quienes reportaron sintomatología ansiosa no sintieron la necesidad de consultar a un profesional de la salud mental, y un 13,1% no pudo consultar a pesar de haber tenido la necesidad.
Las razones declaradas para no consultar a un especialista son otro reflejo de la problemática de la salud mental: falta de financiamiento (47,4%), no poder conseguir una hora (38,7%), querer enfrentar el problema solos (24,5%) y falta de cobertura en su plan de salud (24,6%).
Obviamente se requiere una política nacional para prevenir en los trabajadores las enfermedades mentales. Según lo veo hay condiciones externas que ayudan al desarrollo de estas. En primer lugar se encuentra la inestabilidad laboral; luego el exceso de trabajo y las condiciones del mismo; las bajas remuneraciones; la faltas de acceso a la medicina laboral y el exagerado costo de esta.
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