NUEVA FORMA DE TRABAJAR POST PANDEMIA.
Estimados amigos, es el momento de realizar una breve reflexión respecto de cuáles serán las nuevas formas de trabajo seguro, de vuelta de la pandemia, sea que su fin esté cercano o que haya que esperar otro tanto.
La verdad es que el tiempo de latencia ha obligado a los trabajadores, empleadores y empresarios a considerar con mayor seriedad algunas cuestiones puntuales de trascendencia. Veamos que es lo que nos depara el regreso.
La humanidad no puede volver a sufrir una parálisis de la magnitud de la que estamos aun sufriendo y lo primero que debemos establecer como ganancia de la pandemia, es que, en la gran mayoría de los casos, los trabajadores debieron obligatoriamente, permanecer en el hogar junto a su familia. De ello deriva que, por sobre las dificultades económicas, las familias se fortalecieron. Mayor comunicación entre esposos y entre padres e hijos, lo que es una ganancia social extraordinaria.
Pero, cuál es el efecto beneficioso para la empresa y la sociedad. Primero, que la disciplina sanitaria obligó a la familia a entrar en un estado de acomodamiento interno, partiendo de la base que cada miembro de la familia es esencial para el núcleo base de nuestra sociedad.
Como consecuencia de esto, deberán tomarse medidas para permitir que la enseñanza obtenida dentro de esta desgracia no se desvanezca en el tiempo, pues, se ha logrado una ganancia que debe permanecer, el trabajador responsable de su familia. Todo gerenciamiento de nivel superior sabe lo que ello implica, en lo que se refiere a la responsabilidad y respeto por la fuente laboral, que se obtuvo, no gracias a la inteligencia empresarial, siempre escasa, sino, como efecto de una fuerza mayor.
Ello obligará a disminuir las horas de trabajo, hacer cambios necesarios en la jornada laboral, tener asistencia económica por vía interna, como un buen sistema social, o externo, por la vía de los seguros. Porque, otra cosa que se aprendió es que los trabajadores no se reemplazan, no se desechan ni se desmotivan. El ejemplo actual y vigente de los problemas del mundo británico debe ser aplicado también como lección a futuro, esto es, la falta real de hombres de trabajo.
Una empresa que se cierre a un modus operandi conservador, asume el riesgo de ser lanzada fuera del mercado. Lo mismo ocurre al trabajador, si este no es capaz de trabajar en formas más modernas y con aplicación de las herramientas comunicacionales que se expresaron con fuerza durante la pandemia. Lo que nos hace mirar a un nuevo tipo de trabajador, este nuevo trabajador ocupará más frecuentemente sus capacidades y conocimientos que la fuerza física.
Todo esto, nos lleva a entender que la corporación deberá ajustar los principios que han ostentado durante años en las relaciones de trabajo y reconsiderar al trabajador como un socio eficaz, con reconocimiento de su esfuerzo y de la dignidad personal y familiar. Lo anterior implica la necesidad de dar remuneraciones dignas, donde se consideren también como parte de la satisfacción de las inquietudes naturales del hombre de trabajo, la dignidad de su familia, el goce, el descanso y la protección de su fuente laboral.
Una cuestión debe quedar aclarada desde ya. La mayoría de las enfermedades que antes de la pandemia se producían en los trabajadores, derivaba de la situación de estrés acumulado, sin resolución efectiva y latente en la vida laboral.
Pues, bien, ninguna empresa podrá permitirse bajas laborales como consecuencia del estrés laboral, el mobbing, el acoso sexual, el acoso laboral o la discriminación. Eso es algo que deberá ser erradicado a fuego.
No solo por la sensibilidad implícita, también, porque los trabajadores se encuentran cada día más atentos a sus derechos fundamentales y cualquier acto de esa naturaleza tendrá consecuencias judiciales graves.
Los supervisores deberán ser adiestrados en un tratamiento empático, con honestidad y el trabajo deberá estar revestido de mutua responsabilidad, con el objeto de obtener del trabajador un aporte realmente creativo.
La pandemia, nos obligó a mirar al trabajador no solo como un sujeto servil, sino, como un elemento creativo, lo que es una realidad mayor, pues, todos saben que un capataz de años de experiencia tiene una visión concreta, positiva y real, de mucho mayor alcance que el novel ingeniero.
Finalmente, estimo que hay que estar preparado psicológicamente, para iniciar un nuevo trato con los trabajadores, especialmente, dando la posibilidad que se expresen críticamente en las operaciones colectivas. Ello, debiera provocar un empoderamiento del trabajador como un elemento creador en el proceso productivo, lo que acarrea lealtad, participación y aportes concretos. En la empresa todos son importantes, todos son colaboradores en la consecución de un fin colectivo. En la empresa post pandemia, todos los que laboran en ella son personas, en el más completo sentido de la palabra. Eso, debe ser entendido por la gerencia autoritaria a fin que se expanda y libere de metodología gerencial arcaica.
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