ENTONCES ¿QUÉ HACER?
Queridos Amigos. Mis primeros deseos son que los que son padres hayan disfrutado el día. Los que aun tengan a su viejo, lo hayan homenajeado y celebrado y los que han debido despedir en su último viaje a su padre, tengan los mejores recuerdos.
Siguiendo con el tema propuesto anteriormente, es decir, “saber para conversar” y, pretendiendo que hayamos estado de acuerdo en la radiografía de los hechos que afectan a nuestro país, podemos iniciar una conversación, destinada a pensar, reflexionar, examinar en un proyecto unitario que es lo que realmente debemos hacer para sacar nuestro país adelante, en el entendido que se trata de una tarea colectiva, plural, democrática y popular. Colectiva, en cuanto debemos entender que la suerte de uno de nuestros conciudadanos, implica comprometer la suerte de todos. En este sentido, lo que debemos hacer es un concientización unitaria, basada en primer lugar, en el sentido ético-legal-religioso, del axioma que dispone “no hacer al otro, lo que no queremos que nos hagan a nosotros”, concepto de respeto, que se aplique a todas las materias, especialmente en lo económico, pues, creo que podemos coincidir, que la circunstancia, de haber marginado bajo una política consciente o al menos previsible, al colectivo nacional, con el resultado que el trabajo ha redundado beneficios solo para los poseedores de la riqueza, en los términos de un neo liberalismo, disfrazado de libertad de comercio, ha sido en gran parte la causa de la desigualdad que fomenta la separación de nuestro pueblo. Pero, además, de libertad en todos los ámbitos, lo que ha permitido que los niveles o principios de la libertad de mercado invadan espacios que por corresponder al beneficio colectivo, no debieron hacerlo, como es la previsión social, la educación, la salud, por señalar algunos.
+
Como ya lo hemos reiterado latamente, esta tarea plural que nos invita a trabajar por el progreso de nuestro país, implica que nadie puede quedar fuera, por ningún motivo. En Chile, se asentó, a lo menos teóricamente, un principio que está consignado en todoas las constituciones que nos han regido a partir del acto de extraordinaria concepción democrática del libertador O”Higgins, cuando abolió los títulos nobiliarios, escudos, y símbolos de distanciamiento, junto con liberar a los esclavos y declarar a Chile como un país libre de esclavitud. Indudablemente, el sentir del fundador de la patria, no visualizó, pues, era difícil prever los cambios del futuro, en que la esclavitud sería reemplazada, por lo que hoy se llama trabajador, obrero, jornalero o como quiera que se le designe, pues, sabido es que, los salarios de estas personas a cargo de producir la riqueza de nuestro país, es tan mínima que muy poco se diferencia de la situación que tenían los antiguos esclavos. Buscar fundamentos para la negación de este hecho, en definitiva, lo único que hacen es reafirmar esta idea.
+
Es claro también, que la psicosociología política, ha dado las razones de lo maligno que es para la sociedad, que una gran masa de ciudadanos, no tenga acceso a una educación integral, de calidad y gratuita, dónde los principios de la ciencia primen sobre los de la superchería y las sectas religiosas, que abundan como hongos luego de una prolongada lluvia. Hay defectos de administración que tienen que ver con el desprecio que la clase dominante en Chile siente por los pobres, por los trabajadores, pobladores, habitantes de las poblaciones llamadas marginales, a quien se les califica de “flaites”. Poner atención, queridos amigos, esta expresión ya tiene un reconocimiento mundial y “Wikipedia”, dice al respecto, que se trata de un vulgarismo chileno, equivalente actual de otros como punga, pinganilla, cuma, lanza, rasca, roto, picante o malandro. En un sentido estricto se refiere despectivamente a personas de clase baja, malas costumbres, socialmente inadaptados, agresivos o con antecedentes penales. En un sentido extenso describe cualquier comportamiento vulgar, independiente del origen social del individuo. Claro que Wikipedia, cae en el mismo problema al designar como “clase baja”, a los titulares de tal apelativo. En Chile no hay clases altas ni bajas, solo hay dueños de los medios de producción y de servicios, quienes forman parte de los más adinerados, y luego, los trabajadores, que somos la inmensa mayoría, obreros, campesinos, empleados, pequeños comerciantes, pequeños industriales, pequeños dueños de tierras o parcelas, todos ellos, con la obligación básica, esencial, de trabajar para subsistir. Mejor dicho, para sobrevivir.
+
Pero, lo anterior no tiene por qué ser así permanentemente y para toda la vida de nuestra nación. NO. Sobre esta materia recuerdo que en la carrera de Gestión Industrial, sostenía frente a mis queridos alumnos, sobre la naturaleza, fines y objetivos, de los tributos, que en Chile, en este respecto claramente el porcino se encontraba muy mal pelado. Esta expresión que parece vulgar y poco académica tiene su reconocimiento lingüístico y se reconoce como expresión popular, cuando señala “está mal pelado el chancho”. Expresión que no puede ser más gráfica, dado que raya, por cierto, casi en lo grotesco. Expresa muy bien la idea de que las cosas no andan bien, que no hay justicia, que debiera por tanto pelarse mejor el chancho para alcanzarla.
Efectivamente así es. Entonces la pregunta es ¿quién da más tributo al Estado? ¿El trabajador o el patrono? Obviamente quienes saben la parábola de la viuda y el mercader, dirán de inmediato, el trabajador. Efectivamente, teniendo por ejemplo solamente el IVA, pagamos todos un sobreprecio que en calidad de impu8esto de retención va al Estado. Este impuesto es igual para los super ricos y billonarios de Chile, que para la Sra. Juanita, la viuda. De ahí surge la pregunta. ¿En quién incide más el impuesto, en la Sra, Juanita o en nuestro Presidente? Es fácil saberlo, el 19 % de cada compra es IMPUESTO. Pero, nuestro Presidente es un balazo para los negocios y ha alcanzado el título de billonario. La Sra. Juanita es viuda y obtiene mensualmente $140.000.
+
Podríamos hablar del precio de la bencina que nosotros pagamos a un valor cercano a los mil pesos. En cambio, los camioneros, han traído en su mochila el pago por su accionar en el año 1973, y solo pagan un tercio de lo que nosotros pagamos (si algún camionero lee esto, que lo aclare). Sin considerar que, como gasto se rebaja haciendo más pequeña la cifra impositiva. Por otra parte, hay sectores privilegiados, como los perdonazos a las grandes empresas, cuyas multas son en cientos de millones de pesos, que al final no pagan. En fin, se dice con razón que en estas materias “está mal pelado el chancho”.
A los trabajadores se les descuenta su impuesto al trabajo. Eso es el peor de todos los impuestos, pues, las remuneraciones son bajas y se cobra impuesto por trabajar. Resulta incomprensible. Sin embargo, cuanto más grandes son los capitales que acoge la economía chilena, más grande son las formas y fórmulas destinadas a eludir el pago de los tributos. Se dice que un personaje político nuestro compró una empresa en quiebra, de tal manera que en su patrimonio, en su renta, aparecía una enorme pérdida, que le permitió ahorrar un pago de impuestos, mucho menor a lo que le costó la empresa comprada, para esos efectos.
+
Lo claro es que el impuesto al trabajo, que podríamos conceptualizar como Impuesto Único de Segunda Categoría, sobre los Sueldos, Salarios y Pensiones, es un tributo progresivo que se paga mensualmente por todas aquellas personas que perciben rentas del desarrollo de una actividad laboral ejercida en forma dependiente y cuyo monto excede mensualmente las 13,5 UTM, debe ser eliminado para las remuneraciones del trabajador activo, que sea menor a dos millones de pesos y eliminado para los trabajadores pasivos, jubilados y montepiados. Por otra parte, deben ser aumentados los ingresos por participación en empresas, ganancias de bolsa, ganancias de capital, a lo menos nivelar su monto a lo que se paga en países desarrollados. Como se ha dicho, una de las causas que el porcino no se encuentre armónicamente pelado, es la negativa de los realmente ricos, a pagar impuestos como loo hacen los ricos decentes y con ojo político de las naciones desarrolladas.
El progreso de la nación no debe recaer solamente en los trabajadores, sean obreros, empleados o pequeños emprendedores. Es sobre esto en lo que hay que ponerse de acuerdo.
Impactos: 57