ASÍ LO VEO.
ASPECTOS CONSTITUCIONALES DE LA SEGURIDAD SOCIAL Y SU NECESARIA REFORMA.
Parte III.
Estimados Amigos, en especial aquellos que dicen permanentemente que la política es una actividad perniciosa, desacreditada y corrupta. Pues, les voy a decir que la sola circunstancia que vivan en una sociedad organizada es un evento marcado por la política, en la que cada uno de nosotros se encuentra presente y actúa o no actúa en ella, conforme al grado de empoderamiento de su ubicación en la sociedad.
Por eso, es una falacia, un engaño a sí mismos, plantear que la política es mala. Tal vez, confunden a los sujetos que participan en la cuestión pública con la cosa pública misma. La formación del Estado que nos dieron los griegos y que para nosotros fue fundamentada en la Revolución Francesa en 1789, implica que, querámoslo o no, somos animales políticos, actuamos políticamente, incluso cuando no actuamos, pues, esa, es una posición dentro de la política y la peor de ella, en cuanto, implica cobardía moral, irresponsabilidad e ignorancia de la realidad.
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Respecto de nuestro tema, este es un tema político y como tal debemos buscar los intereses que nos favorecen, en una sociedad abatida y dividida por la desigualdad. La Seguridad Social, en una fórmula política dentro de un sistema de desigualdad, para que esta, la desigualdad no aparezca tan brutal y terrible, de ese modo los que acumulan la riqueza pueden dormir con tranquilidad de consciencia, asegurando que han hecho lo que corresponde. Pero, lo que corresponde, a lo menos en Chile, no es ni un alpiste, ni un grano de mostaza, de lo que realmente les corresponde hacer, que no es otra cosa que eliminar los factores que dan forma a la desigualdad.
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En su artículo 19 n°18, la Constitución que se pretende cambiar, dispone el derecho a la Seguridad Social, elevado al rango de garantía constitucional al decir, como ya lo habíamos señalado en el documento anterior, que “la acción del Estado estará dirigida a garantizar el acceso de todos los habitantes al goce de prestaciones básicas uniformes, sea que se otorguen a través de instituciones públicas o privadas…” El artículo establece, además, que “el Estado supervigilará el adecuado ejercicio del derecho a la seguridad social”.
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Entonces, no tenemos un beneficio, no tenemos una graciosa disposición que halague a la ciudadanía, producto de una gestión parlamentaria. Lo que tenemos es un derecho reconocido como parte de los derechos inherentes a la persona humana, que el estado, no solo debe respetar y promover, sino, asegurar que se cumpla en todo su contenido, que no es otro que preocuparse del desarrollo integral e igualitario de todas las personas, especialmente, cuando los riesgos sociales, climáticos o políticos, se traducen en situaciones de catátrofe, como es el caso de la pandemia que nos corroe la VIDA Y LA SALUD, TANTO LA FÍSICA COMO LA PSÍQUICA. En estos casos el Estado debe proveer los indispensables, para que la calidad de vida no disminuya, haciendo lo que debe hacer para proveer de los medios materiales que corresponda. Por ejemplo, aplicando tributos para el sostenimiento de una política de solidaridad social.
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Lo anterior, no son ideas trasnochadas y febriles del autor de este documento, no, señor, aparece de la redacción del citado artículo 19, N° 18, de la propia constitución que se va a reformar, y es bueno conocer desde ya lo que se va a cambiar y porque, es necesario hacerlo, pues, en este caso, las actas del estudio de la disposición expresan que, ante la sequía dispositiva de la carta constitucional, es necesario crear una ley que formule “un sistema de seguridad social que satisfaga de modo uniforme, solidario y suficiente los estados de necesidad individuales y familiares producidos por la contingencia”. Esa es la idea, sistema uniforme y solidario.
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Otra cuestión importante es que esa Acta Constitucional (N°3), antecedente directo del art. 19 N° 18, no preveía la participación de los privados, seguramente, porque en ese tiempo aun la mentalidad comercial y utilitaria de los chicago boys, se mantenía con cierto pudor constitucional, en la aplicación práctica de este derecho, lo que era una buena señal, que al caer o derrumbarse, permitió la entrada del fin de lucro insaciable de los privados que terminaron por destruir todo intento de un buen sistema previsional, tanto en la previsión común, como en la de la Ley 16744, sobre accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.
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Bueno es que se sepa que hay tres tipos de sistemas previsionales, en general, el sistema del D. 3.500, con Isapres y Fonasa; el de la Ley 16744, sistema solidario específico para los trabajadores accidentados o enfermos por causa laboral y el solidario genérico, financiado por todos, que es el de la Fuerzas Armadas. Lo terrible, es que el sistema actual, fue aprobado por las reformas constitucionales de 1980, cuando se entraba al estado político de transición, estado, supervigilado, amenazado y dirigido en parte por las fuerzas armadas golpistas. Es probable que nada más se haya podido hacer en esas circunstancias.
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Digamos, para finalizar esta parte III, del tema, que la constituyente, debe modificar drásticamente el contenido de la Seguridad Social y recuperar en la concepción amplia de este Derecho Fundamental, los principios de “Suficiencia”, “Igualdad”, “Solidaridad”, junto al principio de una seguridad social “Integral” y “Público o Estatal”, eliminando de una vez por todas lo dispuesto constitucionalmente respecto de la subsidariedad del Estado que permite a los privados lucrar con uno de los principales derechos allegados a la dignidad humana y parte de la misma, desde, que sin Seguridad Social suficiente, igualitaria, solidaria, integral y pública, se borra de una plumada los derechos humanos de la Igualdad ante la Ley y el de la Dignidad individual y familiar.
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Hay que revertir los malintencionados errores de la reforma de la constituchet de 1980. En efecto, para sus redactores les fue urgente e indispensable borrar todo aquello que tuviera perfume socializante y, de este modo, dar riendas sueltas a la yegua de la subsidariedad.
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Su conveniencia constituía una especie de caballo de batalla para el nuevo mundo neo liberal, que apañaba al país en su manto negro con ribetes rojos, lo que me recuerda el uniforme de las SS hitleriana, bajo este manto, los privados podrían opacar la acción del Estado en todos sus aspecto, incluso en aquellos ámbito que nunca han sido dejados al libre mercado, por todo lo que representan, esto es, el esfuerzo de años de los trabajadores para asegurar una vejez y una jubilación digna. Entonces, qué es lo que eliminaron los secuaces del régimen en 1980, pues, nada más y nada menos la expresión “solidaria”, que aún se encontraba en el Acta Constitucional N° 3. Concretamente el Acta Constitucional referida señalaba la necesidad de un “sistema de seguridad social que satisfaga de modo uniforme, solidario y suficiente los estados de necesidad individuales y familiares producidos por la contingencia”. Pero, al entendimiento de los escribidores de 1980, eso de “uniforme, solidario y suficiente”, les traía pesadillas del comunismo marxista leninista castro chavista e incluso alienígena.
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Del mismo modo, el sentido semántico sensible de la dictadura proyectada al año 1980, les acarreaba serias contradicciones fundamentales con sus sentimientos neo liberales, generados en las oficinas de Milton Friedman, desde que hablar de sistemas es decir palabras con significados contundentes, en un espacio donde la contundencia del Estado debía desaparecer para que este se dedicara solamente a sus aspectos de seguridad policial y ciudadana, a cuidar las expresiones bolcheviques o a crear especies de saltimbanquis que entusiasmaran al pueblo en el festival de Viña o en los matinales de la TV con el propósito de sacarles de la mente todo tipo de inquietud que llevara al descontento y la protesta.
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Todos sabemos quiénes fueron esos seudo artistas, que de ello solo tenían el cartel inventado por los organismos de seguridad policial, DINA y otros. Obviamente, aquel que se distanciara del grupo de los engañados, se suicidaban, como ocurrió con el artista uruguayo. Lo extraño es que esos “artistas”, se creyeron el cuento de tal modo, que aun reclaman su cuota de aplausos.
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Por eso, mejor no hablemos de sistema de seguridad social y digamos, que los privados tienen una amplia vereda por donde transitar sus “emprendimientos” que llevaran a la Seguridad Social por la vía de las AFP, ISAPRES, MUTUALES DE SEGURIDAD, CAJAS DE COMPENSACIÖNES de todo tipo y otras instituciones similares, al oscuro océano del lucro, en el que solo pueden navegar los privilegiados y que lo seguirán haciendo, de uno u otro modo, hasta que la paciencia santa y extrema del pueblo los aguante.
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Todo esto solo se asegura por la fuerza del sector uniformado0, ligado por familias, tradición, riquezas con la oligarquía, de donde aprenden la forma de enriquecerse mediante el fraude al Estado y a todos los chilenos.
Obviamente, no es una cuestión de glorioso patriotismo, sino, de jugoso estraperlo.
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