NARCISISMO EN EL TRABAJO. CONSECUENCIAS.
Cuando queremos hablar de los problemas que los trabajadores de hoy, del siglo XXI, encuentran en el trabajo, de todos ellos hay algunos que son graves, silenciosos, que se encuentran simulados en la selva laboral, tal trampa vietnamita, de esas donde los soldados invasores norte americanos, quedaban lesionados, discapacitados o muertos.
Así de terrible resultan dichos problemas, por lo que es necesario advertir al mundo del trabajo de su existencia.
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En efecto, la violencia laboral, el acoso moral, acoso sexual o la discriminación, tipificados como ilícitos laborales en el artículo 2°, del Código del Trabajo, generalmente tienen un sujeto activo, actor principal o sencillamente victimario. Este individuo de tendencia psicopáticas, pero, que propiamente no es un psicópata declarado, aunque tiene mucha semejanza con él, es el narcisista. Narcisista, de Narciso, el personaje de la mitología griega que tenía tanto amor por su persona, que en cierta ocasión que se miró en el agua, quedó prácticamente hipnotizado por sus encantos físicos, de tal manera, que se enamoró de sí mismo.
Hay que prevenir que esto es en términos muy generales, pues, existen diversas doctrinas al respecto. Pero, el narcisista vive una proclamación de auto convencimiento donde el Yo, es decir, su concepción subjetiva se inviste en el magma de su propia libido.
El narcisista, desde un plano metapsicológico, o sea, que va más allá de psicológico, comprende toda la estructura subjetiva, que es de donde arranca su patología.
Desde otro punto de vista y como otra enfermedad mental, constituye una regulación anómala o patológica de su autoestima.
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Otra cosa que debmos dejar muy claro es que los narcisistas, como sujetos dañados por una psicopatía, no son aquellos, que conforme a la opinión común se aman a sí mismos. De hecho, todos tenemos la obligación de amarnos “racionalmente”, lo que incluye el análisis introspectivo de nuestras acciones, modos y forma de ser. NO. El psicópata narcisista no se ama a sí mismo, o se ama muy mal. Pero, ama menos a los demás o no los ama.
Es muy bueno saber que, se dice, por quienes estudian esta materia que, en el universo de las patologías graves, puede haber hasta un 30% de ellas que demuestran una tendencia narcisista. Por esta razón, conocer con quien trabajamos y, muy especialmente, quienes nos dirigen o son nuestros líderes, es una cuestión de autodefensa o defensa personal.
Lo anterior, por las consecuencias de la influencia de un narcisista en nuestra vida laboral, pues, puede afectarnos de modo muy significativo, dado el deterioro de la personalidad que el narcisista socaba como un gusano en nuestro cuerpo y nuestra alma. Es más, el narcisista, destruye las relaciones personales, las relaciones de amistas, amor, compañerismo, nuestra capacidad de afecto, de generosidad, afecta las relaciones del grupo y de los individuos dentro del grupo.
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El narcisista, no puede aceptar que haya armonía en un grupo de personas, a menos que dicho grupo solo tenga como fin y objetivo central super valorar todo lo que hace, dice y propone. Para que el asunto se mejor entendido, las herramientas del narcisista son dos: El Amor y el Odio.
Su normalidad se realiza en un ámbito patológico que es caracterizado por la internalización de las heridas profundas de su ser, como imágenes paternas quebradas, miedos profundos a situaciones personales límites, que solo habitan en su fuero interior, pero, que le obligan a enmascarar estas representaciones dolorosas en un Super Ego, un super yo, revestido de grandiosidad, que nadie puede dejar de alabar, rendir pleitesía, reconocer, a menos que desee convertirse en un enemigo declarado del narcisista. Es un débil y enfermo enmascarado en un super ego libidinoso.
Se observa como manifestaciones narcisistas ese extraño super ego, adornado de grandiosidad extrema, auto reconocimiento de privilegios, con capacidades histriónicas o exhibicionistas. Vive y depende de la admiración de los demás, pero, por carecer de una integración entre su mundo de valores, porque no los tiene, carece de profundidad convirtiéndose en un ser superficial.
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Ahora, bien, ¿Dónde se encuentra el sendero peligroso del narcisista respecto de los demás? Pensemos. El sujeto vive por y para el alago de los demás, pues, ya dijimos, que necesita que le admiren. Sin embargo, el sujeto narcisista, tiende a devaluar y despreciar a aquellos que lo hacen, por cuanto son los testigos y prueba de su debilidad, lo que ofende gravemente el Super Yo. El narcisista no ama, compra halagos y admiración. No siente amor por los demás, pues, solo se mal ama así mismo. Carece de empatía, dado que los psicópatas no sientes afecto, piedad, generosidad por nadie y el narcisista tiene también algo de psicópata.
El asunto es que los narcisistas son capaces de seducir a los otros, convencerlos que los ama, que son de su estimación. De ahí la gravedad de estos enfermos mentales. Se dice que no son capaces de sentir tristeza, y si son honrados no es porque no quieran robar, porque, por otra parte jamás se sienten culpables de nada, no tienen esa capacidad de reconocimiento de sus errores, no roban porque se morirían de vergüenza si les pillaran.
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NARCISISTA EN EL TRABAJO.
Cuando los narcisistas se toman las jefaturas el Clima Laboral se encuentra marcado por la tensión, la ansiedad, las críticas, exceso de licencias, bajas voluntarias, baja productividad. Ello ocurre porque los narcisistas crean un ambiente propicio para la idolatría de su Super Yo y en esa tarea personal y psicopática, eliminan el dinamismo de la gestión, que otros crearon y que, por cierto les molesta, porque si no es idea de ellos es mala, ideas, que por lo general son copiadas. En este sentido y como dijimos antes, el bienestar y la armonía en que viven los otros les molesta enormemente, pues, lo apartan como centro de atención.
¿Cómo reconocerlos?
De partida, por los apodos, chupamangas, espinitas, abusadores, copuchentos, los que no comparten, no trabajan en equipo, por regla general son egoístas, escampan rumores, los egoístas, subestiman al resto y toman las decisiones por su cuenta. Se les puede calificar de tóxicos. Imaginen, ahora, si es el Jefe el que reúne estas características psicopáticas, que es lo que pasaría.
El Jefe narcisista es el que acosa, especialmente sexualmente, y cree, he ahí el peligro que está haciendo un favor, dando un reconocimiento a la víctima, pues, él, ha sido capaz de demostrar atención por otro u otra, saliendo de su Super Yo.
Como se observa, son los que quitan motivación, dan ganas de abandonar el trabajo (bourn out), marcharse, no verlo más.
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CONOZCALO:
Jefes floreros, o mesas de centro. Siempre anda a la moda con los mejores trajes.
Demuestra permanentemente que es capaz de hacer dos o tres cosas a la vez. Aunque caiga en el desprecio a los demás.
No pone atención formal cuando otra habla. Obvio, no soporta que otro sea escuchado.
Requieren reconocimientos, premios, que se les vea por otros en el pódium.
Para lograr reconocimiento engañan, mienten, prometen y lo hacen con convencimiento.
No tienen la menor duda en dejar a otros mal, ridiculizarlos, dejarlos desnudos frente al público.
No reconocen el trabajo de los otros.
Carecen de sentimientos de culpa, pues, todo lo malo que ocurre es imputable a otros.
Incitan al actuar poco ético de los otros.
Al inicio nos deslumbra con su sabiduría y simpatía, pero, luego se demuestra como es.
Es cruel, rencoroso y vengativo. Es de los que clavan el puñal mientras te dan un beso.
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