KIMELN CAPACITACIONES LTDA. Cuyo único objetivo es apoyar a la empresa chilena, viene a poner en conocimiento de sus lectores, un tema que cada día se hace crucial para el desarrollo y la sustentabilidad de la organización productiva.
¿EL TRABAJO MATA Y ENFERMA?
Conviene iniciar la conversación aludiendo a la desgraciada circunstancia que, cada cierto tiempo, cada vez con más frecuencia, las noticias nos traen suicidios relacionados con el trabajo. En Japón el suicidio por causas laborales se conoce como “karoshi”. Se trata de la expresión de protesta última de la víctima, contra quién o quienes le llevan a un estado de desesperación, del que la única salida que encuentra es precisamente, la muerte. En términos generales, el suicidio en Chile debiera causar preocupación en las autoridades, pues, según el Servicio Médico Legal, en el estudio estadístico correspondiente a Diciembre de 2018, informa que “para el caso de Chile, entre las causas de muerte no natural el suicidio es la segunda causa de muerte a nivel país, sólo lo supera aquellas muertes producto de accidentes del tránsito”.
¿Cuántos de estos suicidios corresponden a consecuencias del mal clima laboral en el trabajo? ¿A la violencia expresada en Acoso Laboral, Acoso Sexual, Discriminación? No lo sabemos, atendido que no se ha realizado un estudio profundo y acabado sobre el tema.
No obstante, se sabe por notas de prensa que hay numerosos casos de suicidio por razones de trabajo, aun cuando se encuentren en investigación o que esta no se haya realizado en forma cabal e íntegra. Solo por vía de ejemplo, recordemos el caso “Fruna”, en que se suicidaron dos trabajadores, aparentemente producto de maltrato; el dramático caso del funcionario de Gendarmería de Chile de Quillota; también corresponde recordar el suicidio de Vladimir, el joven de Laja que trabajaba en la minería en Rancagua. Por señalar algunos.
Las certezas que se requieren para establecer la realidad del suicidio por razones de trabajo, la da también el Programa Nacional de Prevención del Suicidio, del Departamento de Salud Mental, del Ministerio de Salud, que en el estudio o labor de campo se indica entre otros lugares • Lugar de estudio o trabajo y las relaciones que se establecen allí, así como la composición física del lugar, los posibles estresores ahí presentes, la forma de interinar entre los distintos niveles jerárquicos, entre otros.
Todo lo anterior, nos lleva a percibir que el “karoshi”, o suicidio en relación al trabajo, es una realidad en Chile. En consecuencia, se debieran tomar las medidas o providencias necesarias para salvaguardar la vida y la integridad, física y psíquica de los trabajadores, por las empresas empleadoras, Comités Paritarios, Sindicatos y en general, los profesionales de la Salud y Seguridad Ocupacional, pero, principalmente, el Estado, quien debiera estar atento, por mandato constitucional, a mantener el contingente laboral en las mejores condiciones, pues, así lo requiere la producción sana y la economía del país.
De la misma manera, las noticias y las investigaciones, las estadísticas de salud laboral, reflejan una alarmante situación que se expresa en el creciente aumento de las enfermedades mentales, relacionadas o a causa del trabajo.
Al respecto la Suseso, señala que éstas alcanzan un 58% del total de los diagnósticos en 2017, un aumento de 5 puntos porcentuales respecto a 2016.
Estas enfermedades se presentan en mayor medida en las mujeres con un 67%, mientras que en los hombres es de 33%. Estos resultados resultan preocupantes, ya que dificultan los esfuerzos por disminuir los accidentes y los días de reposo. (https://www.asociaciondemutuales.cl/?p=10008).
Entonces, podemos concluir, que no es el trabajo el que mata o enferma. Al contrario, el trabajo acarrea optimismo, seguridad, alegría al trabajador y su familia. Las causas de los suicidios y enfermedades mentales en relación al trabajo, hay que buscarlo en la calidad de las relaciones de producción, especialmente la relación producción – trabajadores.
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